Los zoológicos son un ridículo y cruel intento del hombre de "poseer" y disfrutar de unos animales que no puede domesticar, condenándolos a una vida de reclusión, sin libertad, sin el espacio libre que necesitan para ser felices y que, en todos los casos, es un derecho legítimo que nosotros les negamos para poder verlos cuando nosotros queramos cuando, ¿dónde están la gracia y la ilusión de ver unos animales apagados, hastiados, desganados, deprimidos y que, en muchas ocasiones, llegan a autolesionarse o a lesionar a sus congéneres?.
Ni son animales ni son salvajes; los hemos convertido en muñecos condenados a satisfacer las ansias de grandeza del hombre.